lunes, 13 de enero de 2014

LOS VERSOS DE MANUEL RICO PARA LA NOCHE EN BLANCO DE GRANADA

En la sección dedicada a la poesía del blog de La noche en blanco de Granada, recogemos versos del poeta  madrileño Manuel Rico.







LOS VERSOS DE MANUEL RICO 
PARA LA NOCHE EN BLANCO DE GRANADA









Manuel Rico (Madrid, 1952) es poeta, narrador y crítico literario. Ha colaborado en diversos diarios y revistas y en la actualidad ejerce la crítica de poesía en el suplemento Babelia, del diario El País.  Es autor, entre otras obras, de los libros de poemas La densidad de los espejos  (Premio Juan Ramón Jiménez de 1997), Donde nunca hubo ángeles (Visor, 2003), y De viejas estaciones invernales  (Igitur, 2006). Una amplia selección de su obra poética se recoge en la antología Monólogo del entreacto. 100 poemas. (2007) publicada por Hiperión. Trenes en la niebla (Espasa, 2005) y Verano (Alianza, 2008) son sus últimas novelas, esta última galardonada con el Premio Ramón Gómez de la Serna 2009.  Es autor del único ensayo publicado sobre la totalidad de la poesía de Manuel Vázquez Montalbán, Memoria, deseo y compasión (Mondadori, 2001) y del libro de viajes Por la sierra del agua  (Gadir, 2007). Dirige la colección de poesía de Bartleby Editores.


Con su libro  Fugitiva ciudad, obtuvo el Premio Internacional de Poesía Miguel Hernández en su edición de 2012.



Fotograma





Veo trenes poblados
de espectros que se alejan. Marchan
a lugares vacíos, a regiones
que los mapas ocultan
como se oculta el miedo.

Veo la soledad
en los ojos de un niño
que es espectro y no entiende
su herida condición, un niño triste
que avanza en ese tren
hacia el hondón del miedo.

Ese tren cruza aldeas
habitadas, cruza entre gentes mudas
o ciegas que construyen
la impostura del desconocimiento
y de la huida: eluden su destino
como se espanta el miedo.

En los ojos de espectro de ese niño
no crece el jaramago
pues no hay tierra ni agua:
sólo vuela el pájaro oscuro,
la geografía de los sueños rotos,
el recuerdo sin ojos de una duda
que se parece
terriblemente al miedo.

                                   (De Donde nunca hubo ángeles. Madrid, 2003)





HOY TE MIRO Y TE SUEÑO






Hoy te miro y te sueño
de piel acariciable y medias negras,
de puta primeriza y sexo ineducado,
de habitación pequeña y colcha sin embozo,
de agridulce sonrisa y noche triste.

Tal vez porque el recuerdo pinte
a un mujer muy joven, esculpida
con la voz quebradiza junto a mesas ocultas
de perdidos cafés frente a innombrados parques
cercados por el ocre en la puerta de octubre,
te sueño de esa guisa y me estremezco
al oír tu pasado: la madera
del banco donde, a veces, nos hablaba
la soledad. La noticia del agua acariciando
puertos que te acogieron mientras leías
relatos de Cortázar o confusos informes
prescribiendo utopías y huelgas generales, la barraca
muriéndose en la tarde de un diciembre de hielo
mientras yo disparaba a inseguros muñecos
en un carrusel de invierno, justo al borde
de la ciudad que despertaba
de la más larga noche.

Pero hoy te miro. Los años
no te desdibujan ni te vencen.
Te han llenado de vida y de señales.
hablan de mí también, de nuestra historia
de perezas y dudas, de fiebres y de olvido,
de entregas algo fútiles
mas siempre generosas, casi ciegas
de juventud incandescente.

                        (De Fugitiva ciudad. 2012. Premio Internacional Miguel Hernández)






CENA EN FRANKFURT




                                                      A Juan Gelman

En Frankfurt, en el viejo restaurante
de la Ópera, ceno,
esta noche de un junio equivocado
y algo frío, con Juan
Gelman.
                Casi solos,
nos reímos contra la incertidumbre
de una Europa cobarde, desgajamos
la naranja misteriosa de los sueños,
tanteamos la piel donde la vida
tiembla junto a la muerte, se deseca
cuando el odio es de plata y en los ríos oscuros
los muertos desayunan
el sueño de las algas y de la sal cortada.

Con Juan, que atesora la noche
más negra
en los callados bolsillos del silencio hijo
y del silencio nuera, aprendo
de la luz, de la delicadeza extraña
del amor tardío. De las suturas y de la mística,
de Gabo y de otros hijos
conductores de vida y de vocablos.
en la América torpe y movediza que aún escribe
de carencias y límites.
                                       Con Juan, se aviva
el recuerdo de Viena donde el último octubre
su nombre y su apellido dieron identidad
a una biblioteca. Allí, junto a un Danubio
agrisado de nubes y memoria,
comencé a conocerlo.  Y esta noche,
que gelmaneo mientras  ríe
afilando recuerdos que son apenas noche, bebo
cerveza poco fría bajo el frío de Frankfurt,
como de sus demonios, confieso mis fantasmas,
mis terrores pequeños, y acaricio la vida
que sus ojos de sorprendida claridad y noche inamovible
me conceden.

Las palabras, vencidas, se apropian del amigo.
Del que me habla de Conti y su vacío
de estopa y de alfileres y de dársenas negras.
O de un Blas de Otero frágil y amenazado
cuando, décadas antes, la geometría dibujaba
paraísos difíciles que el tiempo
tornó en muy mejorables.

                                              En el taxi
que nos lleva al hotel, cuando la noche
tiembla en los rascacielos
de Frankfurt, vivo el silencio cauto
y envolvente
del amigo Juan,
un silencio de pana y de ternuras,
de divisorias rotas, de fronteras
que se deshacen.                         

                   (De Fugitiva ciudad. 2012. Premio Internacional Miguel Hernández)




Manuel Rico








1 comentario:

  1. Gran poeta. Me encanta esta muestra. Se bebe un hondo aliento poético en cada verso, que además, fluye musicalmente. Muchas gracias, Acuyo, por esa gran labor divulgativa que haces. Un abrazo.

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