viernes, 3 de enero de 2014

EL POETA JOSÉ LUIS REY EN LA NOCHE EN BLANCO DE GRANADA

Incorporamos a la lista de poetas de La noche en blanco de Granada, en su sección de poesía, a  José Luis Rey con algunos de sus poemas y un breve reseña biobibliográfica.





EL POETA JOSÉ LUIS REY 
EN LA NOCHE EN BLANCO DE GRANADA





 (Puente Genil, Córdoba, 1973) es doctor en Literatura Contemporánea por la Universidad de Córdoba. Su obra aparece en diversas antologías. Entre otros, ha recibido los siguientes premios: Internacional Gerardo Diego de Investigación Literaria, Internacional de Poesía Jaime Gil de Biedma, Internacional de Poesía Fundación Loewe y el Premio Tiflos de Poesía . En la editorial Visor han aparecido sus cinco libros de poemas: La luz y la palabra, La familia nórdica, Volcán vocabulario (La luz y la palabra II), Barroco y Las visiones. De este último se han traducido varios poemas al inglés en la Universidad de Harvard. Ha sido también traducido al portugués, al sueco y al ruso. Como ensayista es autor de Caligrafía del fuego. La poesía de Pere Gimferrer (editorial Pre-textos) y de Jacob y el ángel. La poética de la víspera (editorial Devenir). Ha traducido para la editorial Visor las Poesías Completas de Emily Dickinson.






A LOS HOMBRES CON CARA DE PÁJARO





Amigos,
vosotros que una vez tuvisteis alas
y pico y la nariz,
la que ahora tenéis, es un recuerdo
de haber estado allí.
Vosotros que entendéis esta lengua sin nido,
mi lengua del amor y del gorjeo,
habladme de los bosques
donde todos vivimos una vez,
habladme de semillas
y del gran Vaticano mojado de las ramas,
decidme lo que no puedo saber
porque yo lo olvidé y mi cara es de químico.
Amigos que miráis como miran los búhos,
con ojos muy abiertos y asombrados
de nuestro andar de azul rinoceronte
tropezando con todo.
Recuerdo que era así cómo miraban
los viejos catedráticos
cuando uno les hablaba de Balbec.
Amigos que bajáis cortando el aire
y sin pedir permiso, como el águila,
hundís vuestra nariz en todo postre
y tan llena de nata la sacáis,
decidme, por favor,
si en el cielo hay despensas y avenidas
que se llenan de agua cuando el amor desborda
en un cuerpo terrestre.
Yo soy el ornitólogo del ángel.
Pero nada decís y seguís con lo vuestro,
carpinteros monótonos, picando
el alto tronco de los largos días.
Salud, hermanos serios.
Que un día llegue tanta nariz rítmica
a oler el paraíso.




 LOS SANTOS EN LA LETRA T






Todo ese bullicio de los santos
un día pasará.
Y así el alfabeto perderá su esplendor
cuando cierren por fin
la taberna de los resucitados.
Bares llenos de túnicas y tan blancas vocales
que giran en su órbita como ojos abiertos
ante el avance aéreo de las vísperas.
¡El oír, el oír eterno de los mudos!
Nuestro oído no puede soportar
esta Jerusalén,
que es de piedra porosa.
Oh ligereza  que nos tira tanto
del pelo mientras todas
las urnas amanecen llenas de cigarras
y el mar se vuelve un papiro,
jeroglífico en oleaje.
¿Mi nostalgia qué puede contra mí?
¿Acaso puede transformarme ser
el que recuerda haber hablado mucho?
Solo oír a los santos sentados en barriles
y chocando sus jarras de cerveza
me cambiará una vez. Y a esa vez sola
la llamaré mi Pascua.
Pues yo también, un día,
entraré en la taberna.
Y seré el tartamudo que sonríe,
aquel de cuya boca escapan las burbujas más bilingües,
cuyo tacto nos sana de la lepra y el fuego.
Yo seré el Elohim, el hijo de Jacob.
Pero ahora dejadme
maldiciendo el ruido que amo tanto,
aquí fuera, en la puerta
de todas las posadas que se encienden
en el abecedario.
Dejadme criticar a los santos que cantan
bien calientes ahí dentro
y cuentan chistes y nunca
les duele la cabeza.
Esta envidia me alumbra el corazón
en las horas oscuras. 



José Luis Rey





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